Al principio sentía mucha responsabilidad, pero pronto descubrí que adoptar este rol puede ser una fuente de gran satisfacción y un estímulo constante para mejorar mi capacidad de facilitar conceptos y métodos de trabajo, todo ello sin cometer el error de limitarme a recurrir solo a la teoría.
De hecho, durante las clases, me centro bastante en mis experiencias para que los alumnos comprendan cómo aplicar de forma concreta las diferentes técnicas. No obstante, lo que más deseo es enseñar cómo esta profesión no debe vivirse como un trabajo, sino como una pasión.
Hoy doy clases en el centro Altermedica, tanto en su sede de Roma como en la de Barcelona, en la Universidad Católica de Roma, en la sede europea de la Honolulu University y finalmente en la Physio Sport Therapy Academy en Rumanía.